Lagarto tizón

Por Antonio Martín, 14/01/2020

Gallotia galloti

Tenerife, Islas Canarias. Julio 2014.

Lagarto tizón (Gallotia galloti) macho, tomando el sol en una roca volcánica. Debido a que las características de su formación, los animales que llegaron a las Islas Canarias debieron hacerlo desde el continente africano. Tal es el caso de los lagartos del género Gallotia, que han ido diferenciándose en distintas especies conforme han ido llegando a las islas, dando origen a 8 especies en 7 islas. Este éxito evolutivo se debe a que las islas de reciente formación tienen gran cantidad de nichos ecológicos vacíos, por lo que los primeros animales en llegar tienen “hueco” para adaptarse y especializarse, al no tener factores limitantes como competencia o depredadores. Además, muchos lagartos realizan partenogénesis, es decir, que una hembra puede tener descendencia sin la ayuda de un macho, por lo que una sola hembra que llegue flotando en un tronco a una isla puede originar toda una nueva especie. Además, los lagartos de este género juegan un papel fundamental en la dispersión de semillas, ya que comen frutos, por lo que también han influido en la comunidad vegetal que se ha adaptado al archipiélago y ha dado cabida al resto de especies. Los fenómenos evolutivos y la biodiversidad en las islas son fascinantes (ya hablaremos más de ellos), pero a la vez muy frágiles, ya que cualquier introducción externa altera ese pequeño mundo que ha ido a un ritmo distinto al resto del planeta.

Tenerife, Islas Canarias. Julio 2014.

Los machos de los lagartos tizones desarrollan coloraciones muy llamativas en época de celo, favorecidos y alterados por los cambios que desencadenan las hormonas. Esto también ocurre en lagartos peninsulares, como el lagarto verdinegro, en el cual estos cambios son más patentes y nos sirven como excusa para hablar de cómo ocurre a nivel celular este cambio en la coloración de los reptiles y de cómo influye en las hembras. El nombre de tizón le viene por el color negro de su cabeza.

Tenerife, Islas Canarias. Julio 2014.

En esta imagen se aprecia claramente el dimorfismo sexual, aunque muchos de nuestros lagartos peninsulares también presentan dimorfismos similares: el macho (izquierda) es más grande que la hembra, pero sobre todo tiene la cabeza muchísimo más robusta y unos colores más llamativos, que se potencian en la época de celo. La hembra es más críptica (es decir, emplea coloraciones de camuflaje), ya que es la encargada de poner los huevos y originar la siguiente generación, por lo que su supervivencia es fundamental. El macho puede usar su tamaño para defenderse, aunque su supervivencia no es tan decisiva y su papel es más bien garantizar variabilidad genética a la descendencia. Por último, decir que muchos lagartos tienen por costumbre tomar el sol en pareja, seguramente como un ritual previo a la reproducción.

Tenerife, Islas Canarias. Julio 2014.

La población de estos reptiles en Tenerife es muy numerosa. Se les puede encontrar en prácticamente todos los ecosistemas de la isla: desde el nivel del mar hasta las laderas del Teide, pasando por los claros entre los salvajes bosques de laurisilva a los entornos más urbanos. En este caso, una hembra utiliza un farolillo de la pared de un chalet para termorregularse, ya que el metal de color oscuro absorbe rápido el calor del sol y se lo transmite al cuerpo del animal. Es increíble como algunos animales se adaptan e incluso prosperan en los entornos más degradados, hay especies muy sorprendentes que forman parte de nuestra fauna urbana.

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