¡Usa este enlace junto a tu guía de anfibios de Tres Cantos para saberlo todo sobre estos fascinantes seres! Si tienes más preguntas sobre ellos, escribe a iberozoa@gmail.com e iremos incorporando las respuestas a esta web.
1. La vida de los anfibios
Evolución y anatomía
Nuestros propios orígenes están muy vinculados a la evolución de los anfibios. Esta historia comienza hace 390 millones de años, en el periodo Devónico, mucho antes de los dinosaurios. En esta época existían numerosos grupos de lo que consideramos «peces»: unos no tenían mandíbula, otros estaban recubiertos por placas de hueso e incluso ya existían los tiburones. Pero de entre todos esos grupos destacaremos el de los sarcopterigios: los peces de aletas lobuladas que dieron origen a los primeros tetrápodos, el grupo de animales con cuatro extremidades que abarca anfibios, reptiles, aves y mamíferos. Estos tetrápodos basales no se consideran anfibios, pero los cambios morfológicos y fisiológicos que atravesaron para pasar del medio acuático al terrestre han configurado la fisiología y la anatomía de los anfibios y todos los animales mencionados anteriormente, incluyéndonos a nosotros. Algunos de estos cambios son:
- La transformación de aletas con radios al miembro quiridio con huesos definidos.
- Desarrollo de las cinturas escapulares y pélvicas para poder flexionar las patas y sostener el peso en tierra, junto a refuerzo de la caja torácica.
- Modificación del cráneo y las mandíbulas que permitieron explorar nuevos recursos alimenticios.
- Aumento de la movilidad de la cabeza: vértebras cervicales y cuello.
- Reconfiguración del aparato excretor y de los sistemas circulatorio y respiratorio (los peces sarcopterigios ya tenían pulmones).
La adquisición de todas estas características se puede intuir a través de algunas de las especies fósiles de este periodo.



Además del registro fósil, la genética del desarrollo ha ayudado mucho a desvelar estos misterios, ya que los principales hitos de la historia evolutiva de una especie se pueden ver durante el crecimiento del individuo. Los embriones y juveniles tienden a mantener características de los grupos primitivos de los que provienen: por eso los renacuajos y larvas de los anfibios recuerdan tanto a los peces. Por eso nosotros tenemos enfermedades como la polidactilia, donde se activan nuestros genes de tetrápodo basal recuperando la apariencia de antepasados como Acanthostega.
Durante el Carbonífero y el Pérmico (320-250 millones de años) la Tierra cambió radicalmente. Acompañados de bosques interminables, insectos gigantes y la fusión de todos los continentes en el supercontinente de Pangea, aparecieron multitud de formas que se podrían considerar los orígenes de los anfibios: los temnospóndilos y los lepospóndilos. Desarrollaron morfologías de lo más sorprendentes, alcanzaron tamaños superiores a los cocodrilos y llegaron a ser superdepredadores de su época, colonizaron todo tipo de ecosistemas (incluso el medio marino) y seguramente muchos tuvieran escamas. Pero aun así arrastraban una condición que condiciona a los anfibios a día de hoy: dependen del agua para reproducirse, ya que no son amniotas y por lo tanto sus huevos y ciclos larvarios deben completarse en el agua.



Desde luego que estos anfibios y reptiles primitivos eran muy distintos a los sapos y tritones de hoy en día. Es normal, ya que, si queremos hablar de los verdaderos anfibios, los únicos que sobreviven a día de hoy, tenemos que referirnos al grupo de los Lissanfibios: un linaje que evolucionó de estos antepasados temnospóndilos y que engloba anuros (anfibios sin cola, sapos y ranas), urodelos (anfibios con cola, tritones y salamandras) y cecilias (anfibios sin patas de forma gusanoide que viven en zonas tropicales). Este grupo se distingue de sus antepasados, entre otras cosas, por el desarrollo de estructuras características en el oído medio que les permiten detectar vibraciones y sobre todo por la capacidad de respirar a través de la piel, ya que perdieron las escamas que recubrían su cuerpo (salvo algunas cecilias). Esta connotación es clave para entender muchos de sus problemas de conservación actuales.
Pero incluso dentro de los Lissanfibios el registro fósil tiene mucho que decir. El más primitivo que se conoce es Gerobatrachus, de hace 290 millones de años, considerado una forma transicional entre anuros (sin cola, sapos y ranas) y urodelos (con cola, tritones y salamandras). Mientras que los urodelos mantuvieron una morfología más primitiva, los anuros adaptaron su cuerpo a otro tipo de locomoción y al salto, fusionando los huesos de sus patas delanteras, alargando sus patas traseras a modo de muelle y reduciendo el número de sus vértebras hasta prácticamente 10 (los humanos tenemos 33). Esto les permitió compactar su cuerpo para encajar mejor los impactos tras saltar. Esta tendencia se empieza a ver en fósiles como Triadobatrachus, del periodo Triásico, en los albores de la época de los dinosaurios. De hecho, fue durante esta época donde se configuraron todos los grupos de anfibios actuales.



Por una parte, los urodelos se quedaron restringidos a Laurasia (el continente del Norte tras la división de Pangea) hasta hace pocos millones de años, cuando se produjeron migraciones de fauna entre Europa y África y entre Norteamérica y Sudamérica. Por otra parte, la mayor capacidad de movimiento de los anuros facilitó que colonizaran todos los continentes, llegando a sitios tan recónditos como Madagascar, donde encontramos a Beelzebufo, una rana gigante que comía dinosaurios. Tras la extinción de los dinosaurios, las distintas familias de anuros y urodelos fueron diversificándose y distribuyéndose por el globo hasta llegar a la situación que conocemos hoy en día: 8580 especies de anfibios en el mundo (215 cecilias, 798 urodelos y 7567 anuros a 24/02/2023).
Cada año se describen cientos de especies nuevas de anfibios, pero no hace falta irse a la selva para descubrirlas: en 2019 se describieron 3 nuevas especies de anfibios en la Península Ibérica gracias a análisis genéticos y al equipo de Biodiversidad y Biología Evolutiva del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid. Estos animales, incluso los que viven cerca de nuestras casas, esconden muchos más secretos de los que pensamos, ya que las especies que tenemos hoy en día son el resultado de una historia evolutiva fascinante que se desarrolló en todos los continentes antes, durante y después de la época de los dinosaurios.
¿Qué comen y quién se los come?
Adultos
Todos los anfibios son carnívoros y principalmente depredadores. Su dieta se basa en invertebrados como insectos (sobre todo mosquitos, hormigas y escarabajos), lombrices, moluscos, arácnidos y miriápodos, pero son capaces de comerse cualquier otro animal que les quepa en la boca, llegando a poder comer pequeños vertebrados, incluso otros anfibios más pequeños. Su forma de procesar las presas es muy distinta a la de tetrápodos más derivados: como no tienen capacidad de masticar, aplastan la comida con los ojos, ejerciendo presión en el paladar con el globo ocular. Si ves en un vídeo a un anfibio metiendo los ojos hacia dentro al comer, ya sabes por qué es.
En España los principales depredadores de los adultos y los juveniles son:
- Aves acuáticas y similares como garzas, cigüeñas, anátidas, martín pescador, gaviotas…
- Algunas rapaces nocturnas como lechuzas y cárabos.
- Otras aves como rapaces diurnas (ratonero, milanos, águila calzada), córvidos (urraca) y paseriformes (alcaudón, lavandera…).
- Serpientes como la culebra viperina o la de collar.
- Meso-carnívoros como el zorro, el tejón, el turón y sobre todo la nutria y el visón.
- Otros mamíferos como el jabalí, el erizo, roedores y musgaños.

Para evitar a todos estos depredadores, los adultos realizan todo tipo de estrategias antidepredatorias. La primera de ellas claramente es huir o esconderse: aunque la mayoría son lentos, muchos se mueven ágilmente en el agua o son capaces de saltar distancias considerables de forma espontánea. Cuando no pueden huir, muchos de ellos inflan o arquean su cuerpo escondiendo su cabeza para parecer más grandes y ser más difíciles de ingerir, adquiriendo posiciones de lo más curiosas. Cuando son manipulados, muchos de ellos expulsan agua almacenada en su cuerpo a modo de «orina» para disuadir a los depredadores. Algunas ranas incluso usan este chorro de agua para saltar más lejos. En algunas zonas, sobre todo tropicales, los anfibios evitan las noches más luminosas de luna llena para ser más difícilmente detectados. Algunos también pueden emitir sonidos de alarma, siendo uno de los más curiosos el aullido que puede llegar a realizar el sapo de espuelas (Pelobates cultripes).
Es importante saber que todos los anfibios presentan algún tipo de sustancia irritante o veneno en la piel para evitar ser ingeridos. Algunos depredadores, como las nutrias, han aprendido a manipularlos de tal forma que no ingieren las toxinas, despellejando los sapos y comiéndose solo su musculatura y contenido interno. Otros son inmunes, como las culebras acuáticas. Algunos presentan coloraciones crípticas para camuflarse y pasar desapercibidos, pero otros como las salamandras y el tritón pigmeo tienen coloraciones que demuestran todo lo contrario: son coloraciones llamativas que advierten a los depredadores de esta toxicidad. Esta estrategia se conoce como aposematismo y persigue evadir a los depredadores de intentar comérselos. Por último, dos de nuestros anfibios más peculiares, el gallipato (Pleurodeles waltl) y el sapo partero ibérico (Alytes cisternasii), realizan dos estrategias de lo más bizarras que detallaremos en el apartado de biología de las especies.




IMPORTANTE: a pesar de que las toxinas que presentan son potentes (sobre todo las que segregan a través de las glándulas parótidas) ninguno de ellos es peligroso para el ser humano, a menos que los toques o los ingieras. Son todos pacíficos e inofensivos, solo podrás intoxicarte o irritarte si entran en contacto con las mucosas o alguna herida, por lo que la peligrosidad de los anfibios no depende de ellos, sino de tu cautela. Tampoco intoxican el agua como se dice en algunas leyendas populares (de hecho, algunos son buenos bioindicadores de la calidad del agua). Eso sí, conviene vigilar las interacciones de las mascotas con los anfibios ya que ellos sí se pueden intoxicar más fácilmente y pueden tener una indigestión e irritación severa.
Larvas
Los renacuajos tienen una ecología totalmente distinta a la de los adultos, vinculada a las dinámicas de las charcas donde viven. Estos comen de todo, desde larvas de invertebrados acuáticos como mosquitos hasta detritos, partículas orgánicas, vegetación subacuática e incluso carroña o a sus propios hermanos si la situación lo requiere. En España los principales depredadores de huevos y larvas, además de muchos de los depredadores de adultos, son:
- Peces en general.
- Larvas de invertebrados acuáticos como libélulas y caballitos del diablo.
- Artrópodos como los cangrejos de río, sobre todo el cangrejo rojo americano y el señal.
- Otros invertebrados no artrópodos como sanguijuelas.
- Galápagos acuáticos como el galápago leproso o la tortuga de Florida.
- Otros anfibios de su misma especie o de distintas especies.
La principal baza de los renacuajos para evitar a los depredadores, además de huir o esconderse, es su comportamiento gregario. Permanecer en grupo reduce las posibilidades de ser capturado individualmente, además de otorgar otras facilidades como el aumento de la temperatura para acelerar el ritmo de desarrollo o la comunicación química. De hecho, en multitud de estudios se observa que los renacuajos detectan las partículas químicas de los depredadores en el agua y en función de eso cambian su comportamiento o incluso su ritmo de crecimiento. Son un ejemplo de cómo la presencia de los depredadores en los ecosistemas no solo regula las poblaciones de forma directa por la captura de individuos, también de forma indirecta por las alteraciones que provoca su mera presencia. Por último, muchos renacuajos (sobre todo los de bufónidos como el sapo común y el sapo corredor) tienen sabores desagradables que resultan poco apetecibles. Muchos depredadores y patógenos que afectan a las larvas generan que, cuando estas hagan la metamorfosis, el adulto sea deforme o esté mutilado.

Aunque no es depredación, la competencia entre renacuajos puede llegar a ser muy tenaz tanto para los de la misma especie como entre distintas especies. Cuando las condiciones dejan de ser propicias porque la charca se seca o hay pocos recursos, los renacuajos pueden segregarse en nichos distintos ocupando otros espacios o cambiando su dieta, una especie puede desplazar ecológicamente eliminando los renacuajos de otras especies o directamente pueden recurrir al canibalismo. La ecología larvaria es fundamental para estudiar la conservación de las especies, ya que los fenómenos ecológicos que les afectan en el agua regularán el número de adultos reproductores en el futuro.


Hábitos y hábitats
Recomendamos leer este punto acompañado de la viñeta del «ciclo de vida» en la Guía de anfibios de Tres Cantos.
Aunque siempre hay excepciones y las estrategias varían mucho entre especies, en general todos los anfibios comparten las siguientes características:
- Son ectotermos («de sangre fría»), su temperatura corporal depende de la temperatura del entorno. Esto implica que no invierten tanto gasto energético en mantener su metabolismo y destinan la mayoría de la energía a crecer en tamaño o reproducirse. Tienen mayor tolerancia al frío pero menor tolerancia al calor que los reptiles.
- Alternan largos periodos de inactividad con periodos de actividad concretos. Pueden respirar por la piel gracias a que esta es muy fina y está muy vascularizada, pero esto al hace muy sensible. Por ello van a estar activos (buscando alimento, reproduciéndose…) en condiciones que les permitan mantenerla húmeda: son principalmente nocturnos para evitar la desecación y salen cuando la humedad es mayor al 80% o hay lluvia. Si no se alcanzan estas condiciones, pueden permanecer meses aletargados enterrados bajo tierra o debajo de piedras y troncos. Por ese motivo puede parecer que no hay o son difíciles de localizar, pero realmente están presentes. Las mejores condiciones para observar anfibios son las noches lluviosas de otoño y primavera, en sus picos de reproducción.
- Tienen capacidades dispersivas mucho más reducidas que otros animales. Esta capacidad varía mucho entre especies, sexos o incluso en la madurez del individuo. Generalmente, los juveniles y metamórficos son los encargados de abandonar la charca y colonizar muchos territorios, muriendo muchos en el intento, aunque su ecología apenas se conoce.
- Durante sus movimientos son capaces de memorizar elementos del entorno como olores, refugios y formas, volviendo muchas veces a los mismos puntos donde nacieron o se reprodujeron alguna vez. Son bastante filopátricos.
- Son estrategas de la R. Esto quiere decir que destinan su energía durante la reproducción a producir un gran número de descendientes con una baja tasa de supervivencia (muchos hijos de los cuales por probabilidad alguno llegará a adulto) en contraposición con la estrategia de la K, la cual consiste en invertir energía en la supervivencia de pocos descendientes (pocos hijos con mucha probabilidad de llegar a adultos). Aun así, muchos anfibios tienen cuidados parentales.
- Realizan todo tipo de comportamientos y rituales reproductivos: cantos, amplexos en distintas posiciones, danzas… La fertilización es externa, no tienen órganos copuladores. Muchos de ellos se basan en la comunicación acústica o la comunicación química a través de la piel. Los machos de muchas especies desarrollan callosidades nupciales (engrosamientos negros de queratina en brazos, manos u otras partes del cuerpo) para agarrarse de forma más eficiente a la hembra.
- Aunque no dependan del huevo, el desarrollo de las larvas y renacuajos es equiparable al desarrollo embrionario de otros vertebrados. Es realmente sorprendente como un vertebrado puede cambiar su plan corporal de forma tan agresiva en tan poco tiempo (generalmente de 3 semanas a 4-5 meses en las especies de Tres Cantos). Los renacuajos presentan branquias externas que reabsorberán a la par que desarrollan pulmones, los tejidos de su cuerpo se reagruparán empleándose como fuente de energía para cambiar su forma corporal (por ejemplo, reabsorbiendo la cola), su sistema inmune cambia radicalmente, se generan nuevas estructuras como las patas…
- Los ecosistemas acuáticos son más productivos en nutrientes y menos hostiles que los terrestres. Por ello muchos de ellos van a procurar permanecer el máximo tiempo posible vinculados al agua, ya que van a tener más facilidades para esconderse o comer. Algunos renacuajos pueden permanecer hasta dos años si las circunstancias lo requieren, pudiendo sobrevivir en el agua debajo del hielo. De hecho, cuanto más tiempo pasan los renacuajos en el agua, generalmente más éxito suele tener el adulto.
- Aunque se tienen pocos datos sobre su longevidad, los anfibios pueden llegan a vivir más de 20 años, pudiendo llegar a los 50 en el caso del sapo común (Bufo spinosus).

El propio nombre de «anfibio» refleja la condición de los hábitats que ocupan. Anfibio proviene del griego «amphis» (ambos) y «bios» (vida), ya que es igualmente importante para su supervivencia la integridad del hábitat acuático que les permite reproducirse como la del terrestre que les permite realizar su vida habitual. Por ello los hábitats que ocupan siempre van a depender de tres cosas: una cobertura vegetal adecuada que otorgue recursos ambientales, la disponibilidad de refugio y la presencia de un punto de agua de cierta capacidad. Cada especie tendrá sus preferencias respecto a estos tres parámetros, siendo algunas más terrestres y otras más acuáticas, algunas más tolerantes que otras a hábitats degradados o estando más vinculadas a masas de agua de mayor o menor duración. En Tres Cantos podemos encontrar anfibios en los siguientes hábitats:
- Bosques de ribera, praderas de inundación y remansos de arroyos temporales como el arroyo de Tejada o el arroyo Valdecarrizo-Bodonal.
- Ecosistemas de dehesa, pastizal o bosque mediterráneo como Valdeloshielos o Viñuelas donde se formen charcas o cauces temporales.
- Canteras y zonas graníticas rodeadas de bosque mediterráneo donde exista cierta capacidad de retención de agua como en el Puente de la Marmota.



Los anfibios también tienen cierta tolerancia a las perturbaciones, pudiendo ocupar los siguientes hábitats asociados a actividad humana reciente siempre y cuando cumplan las siguientes características:
- Ecosistemas periurbanos con charcas temporales como el Parque Norte, el Parque Este o el Parque de los Alcornoques, siempre y cuando mantengan una cobertura vegetal adecuada.
- Estructuras artificiales como piscinas, abrevaderos y canales abandonados que almacenan agua, siempre y cuando tengan rampas de salida.
- Charcas artificiales como la del Parque Central o el Parque de los Patos, siempre y cuando apenas haya peces o especies invasoras






2. Biología de las especies de Tres Cantos
En España tenemos alrededor de 33 especies de anfibios, de las cuales 17 se encuentran en la Comunidad de Madrid. De esas, 9 se pueden encontrar en Tres Cantos: tenemos más de la mitad de las especies de anfibios de una de las zonas más diversas para el grupo en España, además de tener una gran cantidad de endemismos ibéricos.
La información para cada especie está diseñada para complementar la Guía de anfibios de Tres Cantos. En ella se muestran el mapa de distribución de cada una en el término municipal y una característica diagnóstica que te permitirá distinguirlas del resto de especies en Tres Cantos, además de algunas curiosidades y generalidades. Para cada especie se detallarán en esta web los siguientes aspectos: clasificación, claves de reconocimiento (en campo, de la larva, de la puesta, del canto, dimorfismo sexual), fenología, hábitat típico, grado de amenaza y abundancia en Tres Cantos, junto a curiosidades de su biología y generalidades de los anfibios no comentadas en el apartado de hábitos y hábitats que estén bien representadas en la especie. Algunas especies pueden parecerse entre sí, de modo que para identificarlas correctamente muchas veces no solo es necesario tener una diferencia clara, sino también ubicarla en su contexto (hábitat, zona donde se ha encontrado, tipo del punto de agua…). Dentro de cada grupo, las especies están ordenadas de más primitiva a más moderna.

Urodelos. Anfibios con cola (tritones y salamandras).
- Familia Salamandridae




Gallipato, Pleurodeles waltl.
Adulto: gran tamaño inconfundible (15-25cm longitud total), presencia de bultos anaranjados en los laterales del cuerpo (costillas).

Huevos: puestos de forma aislada. Esféricos, con mucho vitelo transparente, adheridos a vegetación subacuática de cualquier tipo.
Larva: branquias externas, cabeza muy ancha y grandes proporciones, punta de la cola redondeada. Puede confundirse con las de tritón pigmeo, pero las de gallipato no tienen filamento en la punta de la cola. También pueden confundirse con peces pequeños, pero los peces pequeños no tienen patas ni branquias externas.
Dimorfismo sexual: machos más estilizados con la cola igual o superior a la longitud del resto del cuerpo, presencia de «bíceps» engrosados y callosidades nupciales en los brazos. Hembras más rechonchas y con la cola igual o inferior a la longitud del resto del cuerpo.

Fenología: en Tres Cantos es más fácil verlo en otoño e invierno que en primavera o verano. Tiende a reproducirse y a verse activo en el agua o haciendo desplazamientos en tierra durante las primeras lluvias considerables de otoño (octubre). Las larvas se dejan ver mejor a partir de febrero, cuando alcanzan mayores tamaños. Los juveniles y metamórficos se pueden ver en las orillas de las charcas de finales de mayo a finales de junio.
Hábitat típico: charcas temporales de larga duración en ecosistemas mediterráneos con cobertura vegetal adecuada y proximidad de arroyos.



Grado de amenaza y abundancia en Tres Cantos: tanto en España como a nivel nacional se encuentra catalogado como casi amenazado (NT) por la IUCN, aunque su tendencia es negativa por la pérdida de hábitats acuáticos. En Tres Cantos se ha encontrado de forma aislada en casi todas las partes del municipio, algunas de las cuales son realmente sorprendentes, pero destacan las poblaciones del Puente de la Marmota y en especial del Nuevo Tres Cantos, donde es bastante abundante e incluso ocupa hábitats urbanos. Es la especie ejemplo del papel fundamental del Nuevo Tres Cantos como reservorio poblacional de las especies de anfibios del municipio, ya que en el resto de zonas es muy poco abundante o está despareciendo. Perder la población de este enclave supondría un duro golpe para el gallipato en la zona.


Curiosidades: el gallipato es uno de los animales más singulares y únicos de la fauna ibérica. Gallipatos robot, gallipatos en el espacio…¡Lo tiene todo! ¿Sabías que para defenderse de sus depredadores es capaz de sacar las costillas fuera de su cuerpo? Por ello le hemos dedicado más de un artículo o vídeo: puedes consultar toda la información sobre él: https://www.iberozoa.com/gallipato/ . Incluso es el personaje más popular y querido Iberozoa Junior, ¡Walter!


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Tritón pigmeo, Triturus pygmaeus.
Adulto: tamaño mediano, de 8 a 10 cm, color verde con manchas negras, línea naranja o negra en el dorso.
Huevos: puestos de forma aislada. Pequeños, con poco vitelo y principalmente blancos, adheridos a vegetación subacuática de hojas anchas. Se suelen encontrar envueltos en las hojas dobladas.
Larva: branquias externas, dedos y patas largos y finos, filamento en la punta de la cola, manchas negras grandes.
Dimorfismo sexual: machos en época de celo con cresta dorsal desarrollada, línea blanca en la cola y cloaca abultada; fuera de época de celo línea dorsal intercalando franjas negras y naranjas. Hembras línea dorsal naranja y continua.


Fenología: se reproduce a finales de invierno (febrero). Es en esta época cuando es más fácil verlo en el agua. El resto del año en Tres Cantos es más fácil verlo en fase terrestre, oculto bajo piedras o atrapado en efectos trampa.
Hábitat típico: charcas temporales con vegetación subacuática en hábitats poco alterados por el ser humano. Canteras y zonas de bosque mediterráneo con mucha influencia del granito.
Grado de amenaza y abundancia en Tres Cantos: a nivel nacional se encuentra catalogado como casi amenazado (NT) y a nivel nacional está amenazado (Vulnerable, VU) según la IUCN, sufriendo una fuerte recesión debido a la fragmentación de sus poblaciones. En Tres Cantos solo se ha constatado su presencia en la zona del Puente de la Marmota, aquella más alejada de la ciudad. Se han encontrado ejemplares de forma reiterada que permiten confirmar la existencia de una población en la zona, pero las cifras de la misma se desconocen y seguramente sean bajas.


Curiosidades: el tritón pigmeo encarna a la perfección una de las adaptaciones más sorprendentes de los anfibios: la plasticidad fenotípica. Cambia su estructura corporal en función de dónde va a estar en la próxima etapa de su vida, alternando fases terrestres y fases acuáticas. En la fase acuática reproductiva es cuando los machos desarrollan su característica cresta, además de hacer su piel más fina y permeable y aplanar su cola. Por el contrario, en su fase terrestre engrosan la piel y vuelven su cola mucho más cilíndrica para tolerar mejor la desecación. Para reproducirse, realizan un ritual de lo más peculiar en el cual el macho estimula a la hembra «danzando» a su alrededor y abanicando las feromonas del agua con su cola. Se comunican a través de señales visuales y con las señales químicas que captan con los quimiorreceptores de su piel. Después, el macho depositará un espermatóforo y la hembra lo usará para fertilizar los huevos. Su método de colocación de los huevos es igualmente destacable: la hembra coloca los huevos uno a uno con sus patas traseras en las hojas de la vegetación subacuática de la charca, doblándolas una a una para protegerlos de depredadores, contaminantes y radiación solar. Si vas a una charca y ves un montón de hojas dobladas, ¡ya sabes por qué es!. Tiene una característica coloración aposemática. Es un endemismo ibérico.
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Anuros. Anfibios sin cola (sapos y ranas).
Puedes comprobar los cantos de todos los anuros en el código QR de la guía o en el siguiente enlace: https://www.misioniberozoa.com/cantos-de-anfibios/
Para la identificación de renacuajos de anuros, recomendamos consultar https://anfibiosyreptileslarioja.blogspot.com/2015/05/identificacion-de-renacuajos.html , ya que la mayoría de las especies ilustradas están englobadas dentro de esa página. De hecho, todos los dibujos de renacuajos son obtenidos de allí, ilustrados por Javier Álvarez.









Detrás de los colores y formas de los huevos de los anuros se ocultan adaptaciones sorprendentes. En general, cuanto mayor es la temperatura, más rápido se desarrollarán los embriones y las larvas, por ello los renacuajos tienden a agruparse o a exponerse en las orillas donde la temperatura es más alta, pero también por eso los huevos presentan estos colores y formas. En los huevos de bufónidos y sapos típicos (sapo común, sapo corredor, sapo de espuelas…) los embriones tienden a ser negros, seguramente para captar más calor. La disposición de estos embriones en un cordón maximiza a su vez la superficie de captación de la radiación solar, como si fuera una placa, pero también ayuda a disiparlo en caso de que sea muy elevado. Aún así, la forma termodinámicamente más estable y que mejor mantiene el calor en su interior es la esfera: por ello ranas como la rana común o la de San Antonio, originarias de zonas más frías, forman pelotas de huevos agrupadas en esferas o mórulas que permitan mantener el calor el mayor tiempo posible.







- SUBORDEN ARCHAEOBATRACHIA
- Familia Alytidae
Sapo partero ibérico, Alytes cisternasii.
Adulto: es el anuro tricantino más pequeño (4-5 cm), aspecto muy rechoncho (recuerda a un garbanzo), patas muy cortas, pupila vertical, colores claros con manchas naranjas. Posible presencia de huevos entrelazados en las patas. Puede confundirse con juveniles de sapo corredor (Epidalea calamita) de color clarito, pero el sapo corredor tiene la pupila horizontal.

Huevos: con cáscara compacta, no gelatinosa. Pueden encontrarse vacíos en algunas charcas tras haber sido soltados, como si fueran racimos de huvas vacías.
Larva: gran tamaño (6 a 9 cm) incluso más larga que el adulto), color marrón claro con posible moteado negro y plateado. Confundible por tamaño con las larvas de sapo de espuelas (Pelobates cultripes) y de rana común (Pelophylax perezi) o con otros renacuajos cuando son pequeños. Cuando son pequeños se pueden distinguir fácilmente de los de sapo común o corredor porque estos dos son de color negro, no marrón. Para distinguirla de la de sapo de espuelas o de la de rana común se puede recurrir a características de las otras larvas o al extremo de la cola (redondeado en el partero y puntiagudo en las otras dos). Además los renacuajos de rana común suelen tener el vientre blanco y los de partero, oscuro. En Tres Cantos solo se reproducen en los arroyos, mientras que las otras especies lo pueden hacer en otro tipo de hábitats.
Canto: cantan ambos sexos desde tierra firme. Es inconfundible con otros anfibios ya que consiste en un silbido similar al sónar de un submarino, pero es fácilmente confundible con el de un autillo (ave nocturna).
Dimorfismo sexual: imposible de diferenciar a menos que se vea al ejemplar con los huevos a cuestas (macho) o se le transparenten los huevos a la hembra en la tripa.

Hábitat típico: arroyos temporales con terraplenes, bancos de arena y bosque de ribera bien formado.
Fenología: en Tres Cantos tiene dos picos de reproducción, siempre asociados a lluvias y temperaturas suaves: uno en septiembre al finalizar el verano con las primeras lluvias otoñales y otro en marzo con el deshielo y la colmatación de los niveles freáticos de los arroyos. El resto del año es bastante impredecible y seguramente solo se observen renacuajos, salvo a principios de junio cuando se pueden ver los metamórficos y juveniles en los bancos de arena de los arroyos.
Grado de amenaza y abundancia en Tres Cantos: tanto en España como a nivel nacional se encuentra catalogado como casi amenazado (NT) por la IUCN. Debido a sus hábitos discretos es difícil detectarlo, apareciendo en más lugares de los que se pensaba en los últimos años. Se ha constatado su presencia puntual en el Puente de la Marmota, se ha detectado actividad reproductora en el Nuevo Tres Cantos y se sabe que seguramente exista una población vinculada al arroyo Bodonal que penetre en el Monte de Viñuelas, pero la población que mejor se conoce es la del Arroyo de Tejada, la cual por suerte es bastante representativa, aunque se han detectado indicios de quitridiomicosis.
Curiosidades: la reproducción de este anfibio es de lo más singular, siendo una de las pocas especies ibéricas que presenta cuidados parentales. Es la excepción que confirma la regla, siendo uno de los pocos anfibios cuyos huevos toleran la desecación, ya que a diferencia de los del resto de especies lo suyos están envueltos por una cubierta y no son solo estructuras gelatinosas. Esto permite que los huevos se desarrollen en tierra, aunque los renacuajos tienen que nacer y desarrollarse en el agua. Cuando macho y hembra se juntan, el macho entrelaza la puesta en sus patas traseras y la lleva a cuestas, como si de una mochila se tratara. Un macho puede llevar hasta 3 puestas diferentes. Durante 3 semanas el macho cuidará de los huevos: los humedecerá, se esconderá y se encargará de ir al agua en el momento en el que vayan a eclosionar, siendo este uno de los momentos más singulares de la naturaleza ibérica y tricantina. Es un endemismo ibérico.



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Sapillo pintojo, Discoglosus galganoi.
Adulto: tamaño mediano (5 a 8 cm), cabeza muy plana y triangular, fácilmente confundible con la rana común (Pelophylax perezi), pero presenta patrones de color mucho más variables que suelen mezclar marrones y naranjas (no verdes) a modo de leopardo o con rayas y además no tiene tímpano. Es inconfundible por su pupila en forma de gota invertida.

Huevos: masa amorfa de huevos negros fusionados, pero no conectados por ningún cordón aparente.
Larva: de difícil identificación. Parecida a la del sapo partero (Alytes cisternasii) pero es muy pequeña (3cm) y color más oscuro. Confundible por tamaño y color con las de sapo común y corredor, aunque es de color menos oscuro, pero esta tiene el espiráculo en medio del vientre y hacia la mitad del cuerpo, no a los laterales como en el resto de anuros ni más cerca de la parte anterior como en los sapos parteros.
Dimorfismo sexual: machos en época de celo con callosidades oscuras en el vientre, la garganta y los brazos. Hembras sin palmeaduras en los dedos de las patas delanteras.
Fenología: se desconoce su fenología en Tres Cantos, ya que aunque se considera que seguramente haya en alguna parte del término municipal aún no se ha encontrado ninguna población. En Colmenar Viejo se suele dejar ver más en los meses de primavera que en los de otoño.
Hábitat típico: praderas de inundación asociadas a desagües de arroyos y sistemas acuáticos formados por charcas temporales y arroyos.
Grado de amenaza y abundancia en Tres Cantos: tanto en España como a nivel nacional se encuentra catalogado como de preocupación menor (LC) por la IUCN. Hasta el momento no se ha constatado la presencia de esta especie en el término municipal de Tres Cantos y de hecho es probable que su estado de conservación en la Comunidad de Madrid sea mucho peor que el que se tiene registrado. Se incluye en la guía debido a que probablemente se registre en alguna zona en los próximos años, ya que se conocen poblaciones relativamente cercanas a Tres Cantos. Estas poblaciones constan de muy pocos individuos, algunos de los cuales presentan enfermedades bastante peliagudas para la conservación de anfibios.
Curiosidades: esta falta de información de la especie se debe a su discreción y a la gran variabilidad de sus hábitos: se ha encontrado en arroyos de agua de calidad en la sierra, pero también en sistemas de alcantarillado de Madrid capital o praderas llenas de excrementos de ganado… La variabilidad de su ecología va acompañada de la variabilidad de su patrón, el cual puede tener muchas morfologías.



- Familia Pelobatidae
Sapo de espuelas, Pelobates cultripes.
Adulto: gran tamaño (7 a 10 cm) muy rechoncho, se diferencia de los bufónidos de proporciones parecidas (sapo corredor y sapo común) por tener la piel lisa y la pupila vertical, no piel rugosa y pupila horizontal, además de unas espuelas duras y negras de queratina en las patas posteriores.


Huevos: cordón gelatinoso de huevos muy grueso con embriones negros desagrupados en varias filas irregularmente distribuidos, como si fueran un conjunto de estrellas en el cielo. Suelen estar bastante ocultos y entrelazados en la vegetación subacuática.
Larva: gran tamaño, la más grande y voluminosa de todas (de 8 a 12 cm) con un pico negro característico, cabeza muy apepinada, color verdoso o traslúcido y ojos muy desplazados a los laterales. Por su forma puede confundirse fácilmente con la de ranita de San Antonio (Hyla molleri), pero estas son más pequeñas y tienen una línea negra característica en la cola. Por su tamaño puede confundirse con la de sapo partero, pero en el sapo de espuelas la membrana de la cola empieza a mitad de la cabeza y no al final y la punta de la cola es muy puntiaguda, además de tener una cola mucho más amplia. También se puede confundir con los de rana común, pero estos últimos suelen estar muy pigmentados y tener el vientre blanco.
Canto: emitido por debajo del agua y a poco volumen, muy difícil de oír a menos que estés a unos metros, emite varios cantos intermitentes de una vez. Puede recordar al típico sonido atribuido a alguien ahogándose (glu-glu…).
Dimorfismo sexual: los machos tienen callosidades nupciales en los bíceps. No son negras como en otras especies, si no que son como una placa o cojín de carne en los brazos. Las hembras no tienen esto y tienen los brazos mucho más finos.
Fenología: en Tres Cantos se le puede ver en cualquier momento del año, pero sus apariciones están mucho más vinculadas a las lluvias que las de otros anfibios y tienden a reproducirse en otoño e incluso en invierno (enero-febrero) cuando el nivel freático del agua es mayor. Aún así, también se suele reproducir en primavera (marzo). Los renacuajos se pueden ver durante todo el año menos el verano. Los juveniles y metamórficos abandonan las charcas a finales de mayo o principios de junio.






Hábitat típico: charcas y arroyos temporales de larga duración asociados a bancos de arena, terraplenes y zonas muy arenosas o terrígenas.
Grado de amenaza y abundancia en Tres Cantos: tanto en España como a nivel nacional se encuentra catalogado como casi amenazado (NT) por la IUCN. En Tres Cantos es uno de los anfibios más abundantes, estando presente en la zona del Puente de la Marmota y manteniendo buenas poblaciones en el Arroyo de Tejada, Valdeloshielos y sobre todo en el Nuevo Tres Cantos. Es una de las especies de las que se espera observar una mayor recesión en los próximos años, sobre todo en la zona Norte, por lo que junto con el gallipato es una de las especies en las que deberían centrarse las acciones de conservación, ya que respondería bastante bien a las mismas, pero se extinguiría localmente de no tenerlas. En otras zonas de España es una de las especies más raras de anfibios y mantener los buenos números que tenemos en Tres Cantos debería ser una línea prioritaria.
Curiosidades: sus renacuajos son los más grandes de los anfibios ibéricos. Este tamaño está vinculado a cambios en su dieta, ya que es mucho más herbíboro y necesita de un aparato digestivo más grande para digerir la celulosa, además de un pico córneo más resistente. Son tan grandes que localmente muchos otros animales como cigüeñas o culebras viperinas los incorporan a su dieta como un recurso muy importante, llegando a esquilmar los renacuajos de algunas charcas en algunas temporadas. Sus famosas espuelas le sirven para excavar, pudiendo generar galerías de más de un metro. Permanece enterrado hasta la época de lluvias, siendo un animal muy raro de ver salvo en momentos puntuales, cuando salen casi todos los individuos de forma masiva.








- SUBORDEN NEOBATRACHIA
- Superfamilia Hyloidea
- Familia Bufonidae
Sapo común, Bufo spinosus.
Adulto: gran tamaño (8 a 15 cm) muy rechoncho, es el anfibio más grande de España. Piel verrugosa, pupila horizontal y color marrón. Puede confundirse con el sapo corredor pero el sapo común tiene la pupila roja.


Huevos: cordón fino y gelatinoso de huevos con embriones negros agrupados en filas de dos o de tres, organizados de forma lineal. Muy difícil distinguirlos de los de sapo corredor, únicamente se puede deducir en función del contexto y la ubicación de la puesta: el sapo común jamás pondrá en una charca efímera y siempre lo hará en charcas de mayor duración o arroyos, a poder ser a mayor profundidad (20-50cm) y entrelazados en la vegetación.
Larva: pequeño tamaño (3cm) y de color negro oscuro. Muy difícil distinguirlas de las de sapo corredor, aunque tienen tonos ligeramente más claros y algunas zonas brillantes a modo de «purpurina».

Canto: muy agudo y emitido a poco volumen, sumergido o en las inmediaciones del agua. Puede recordar al chirrido que emite un patito de goma al pisarlo, emite cantos de uno en uno.
Dimorfismo sexual: los machos son más pequeños y tienen unos brazos muy musculosos en proporción. En época de celo tienen callosidades nupciales muy notorias en los dedos de las patas delanteras, de color negro.

Fenología: en Tres Cantos tiene un único pico de reproducción a finales del invierno (febrero y principios de marzo) vinculado al deshielo y el aumento del nivel del agua en los arroyos. Salvo en ese pico, el resto del año se puede ver de forma muy puntual y esporádica desplazándose y cazando las noches de lluvia en sitios muy alejados de los lugares de reproducción (sobre todo hembras) o en efectos trampa.
Hábitat típico: arroyos temporales de larga duración con bosque de galería.
Grado de amenaza y abundancia en Tres Cantos: en España se encuentra catalogado como de preocupación menor (LC). No obstante, es uno de los anfibios que ha sufrido una mayor recesión en las últimas décadas, por lo que conviene revisar su estado y plantearse si el nombre de «común» realmente se ajusta a la realidad. En Tres Cantos goza de una muy abundante población en el Arroyo de Tejada, aunque seguramente existan poblaciones reproductoras considerables en otras zonas cercanas vinculadas al Monte del Pardo, el Monte de Viñuelas y el Arroyo Bodonal ya que se han detectado individuos aislados en todas las áreas de la ciudad. Destaca su presencia en el Parque de los Alcornoques asociado a huertos urbanos y al vivero de ARBA Tres Cantos, donde algunos ejemplares han aguantado muchos años sin capacidad para reproducirse, por lo que sería conveniente implementar puntos de agua artificiales en la zona para no perderlos.
Curiosidades: es uno de los anfibios que más se mueve desde sus lugares de refugio hasta sus puntos de reproducción, hasta 5km. Por ese motivo se le suele observar realizando movimientos en zonas donde no existen puntos de agua cercanos. Esto se debe a su capacidad de memorizar distintos itinerarios, motivo por el cual es una de las especies más sensibles a los atropellos: cuando se construye una carretera que intercepta sus zonas de refugio y alimentación con sus zonas de reproducción se producen atropellos en masa que pueden extinguir localmente las poblaciones, llegando a producirse estampas de cientos de sapos atropellados en apenas 100-200 metros en momentos muy puntuales del año. Las hembras de esta especie pueden llegar a pesar más de 250 gramos, pudiendo almacenar más de 5000 huevos en su interior.


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Sapo corredor, Epidalea calamita.
Adulto: mediano a gran tamaño (6 a 9 cm) muy rechoncho. Piel verrugosa, pupila horizontal y color verde con tonos blancos y/o rojizos. Puede confundirse con el sapo común pero el sapo común tiene la pupila verde.

Huevos: cordón fino y gelatinoso de huevos con embriones negros agrupados en filas de dos o de tres, organizados de forma lineal. Muy difícil distinguirlos de los de sapo común, únicamente se puede deducir en función del contexto y la ubicación de la puesta: el sapo corredor tiende a poner huevos en sitios muy efímeros (charcas temporales e incluso charcos de los caminos) donde jamás pondría huevos un sapo común. Los huevos parecen haber sido colocados de forma arbitraria, espatarrados en el primer lugar donde le ha parecido bien y muy expuestos.
Larva: pequeño tamaño (3cm) y de color negro oscuro. Muy difícil distinguirlas de las de sapo común, aunque tienen tonos ligeramente más oscuros y una mancha blanca en la boca cuando ya están más crecidas. Al igual que en el sapo común, se pueden diferenciar por el contexto.


¿QUÉ HAGO SI VEO UNA SERPIENTE EN TRES CANTOS O MILES DE RENACUAJOS EN UN CHARCO QUE SE VA A SECAR? Mira este vídeo.
Canto: muy estridente y vibrante, realizan coros de decenas de individuos que se pueden escuchar a kilómetros. Cantan solo los machos gracias a su saco bucal desarrollado. Se puede confundir con el de la ranita de san Antonio, pero el del sapo corredor es más prolongado, tranquilo y no es tan intermitente (no va a pulsos si no que es un canto continuo repetido varias veces). Puede llegar a confundirse con el de la rana común pero el de esta última es mucho más parecido a una carraca y menos profundo.
Dimorfismo sexual: los machos son más pequeños y tienen colores más uniformes y verdosos que las hembras, que tienen patrones más irregulares y tienden a tener verdes más oscuros, blancos y rojos. Las hembras tienen la garganta del mismo color que la tripa mientras que los machos tienen la garganta traslúcida (de color rosa o azulado) ya que su piel de la garganta es más fina al tener el saco bucal. En época de celo tienen callosidades nupciales muy notorias en los dedos de las patas delanteras, de color negro.


Fenología: en Tres Cantos se le puede ver durante todo el año en cualquier noche lluviosa, si bien las grandes concentraciones solo se dan en otoño (septiembre-octubre) y primavera (febrero-marzo y abril-mayo). La reproducción en Tres Cantos en los últimos años suele limitarse a dos eventos reproductivos vinculados a aumento de las temperaturas, uno a finales del invierno y otro a mediados de primavera, pero ninguno otoñal a pesar de tener un pico de actividad (seguramente más relacionado con la alimentación y la dispersión que con la reproducción). Los renacuajos y metamórficos abandonan las charcas de forma sucesiva a lo largo de los meses de abril y mayo y raramente en junio.



Hábitat típico: charcas temporales periurbanas y mediterráneas, praderas de inundación y zonas terrígenas con vegetación.
Grado de amenaza y abundancia en Tres Cantos: a nivel internacional y en España se encuentra catalogado como de preocupación menor (LC). Es el anfibio más abundante de Tres Cantos y una de las mejores especies modelo para estudiar las tendencias poblacionales de los anfibios en la ciudad. Puede encontrarse y reproducirse en cualquier lado debido a que solo necesita de charcos y cuerpos de agua efímeros que pueden variar a lo largo de los años. Las poblaciones más abundantes están en el Nuevo Tres Cantos y en el Arroyo de Tejada, donde resulta curioso que realice puestas en el propio arroyo (algo no muy común en esta especie) en simpatría con las de sapo común, destacando una población muy reducida en el Parque Central que no se reproduce desde hace años y está condenada a la senescencia. Sería necesario contemplar hacer puntos de agua en aquellos parques y zonas naturales que vayan a quedar aisladas dentro de la ciudad, ya que la tolerancia de esta especie a la antropización es mucho mayor que la de otros anfibios pero sigue dependiendo del agua, por lo que se corre el peligro de perderlo en las zonas urbanas.
Curiosidades: los anfibios atraviesan una cascada hormonal abrumadora en su época de reproducción. Este mecanismo fisiológico se activa cuando reciben las señales adecuadas de aumento de temperatura y humedad. En esta especie, los machos quedan prácticamente cegados por las hormonas, llevándoles a tener comportamientos contraproducentes para su supervivencia o incluso para su reproducción. En Tres Cantos se les ha visto amplexando todo tipo de elementos que puedan recordar a una hembra de su especie: latas, otros machos (vivos y muertos) e incluso otras especies con sapos de espuelas y gallipatos. Su reproducción es tan frenética que a veces varios machos pueden amplexar a una hembra y realizar una «mating ball» que puede derivar en que la hembra muera ahogada o reventada por la fuerza que ejercen en conjunto.






- Familia Hylidae
Ranita de San Antonio, Hyla molleri.
Adulto: pequeño – mediano tamaño (5-7cm). Color verde brillante (aunque puede haber individuos grises o marrones, ya que los anfibios pueden cambiar su color en función de la temperatura y otras variables) con una banda negra que nace del ojo y llega a la ingle por el costado. Ventosas en las patas.


Huevos: huevos apelotonados en una masa formando una mora, con los embriones generalmente de color amarillento o claro. Distinguible de la puesta de rana común porque los huevos de la ranita de San Antonio son mucho más pequeños y hay muchos menos juntos.
Larva: mediano tamaño (4-5cm) de forma corporal y proporciones en la cola y la cabeza muy parecidas a las de sapo de espuelas. Distinguible de la misma porque presenta una línea negra inconfundible en la cola.
Canto: muy estridente, realizan coros de decenas de individuos que se pueden escuchar a kilómetros. Parecido al del sapo corredor por el volumen que alcanza y al de la rana común por el tipo de sonido, pero el de la ranita de San Antonio es mucho más nervioso y se emite a pulsos, como si estuviera rascándose la garganta.
Dimorfismo sexual: los machos tienen saco bucal muy grande, las hembras no. Cuando no está cantando este saco se puede intuir por los repliegues de la garganta.

Fenología: se desconoce su fenología en Tres Cantos ya que su presencia en el municipio se limita a una única cita en un efecto trampa. Aun así se conoce bien la fenología en Colmenar Viejo y otros puntos de la Sierra de Guadarrama, donde es difícil de ver durante todo el año salvo en el periodo de reproducción que va de abril a mayo, momento en el que se acumulan gran cantidad de ejemplares en torno a las charcas vinculados al aumento de temperaturas.
Hábitat típico: charcas temporales con vegetación subacuática y bastante cobertura vegetal alrededor.
Grado de amenaza y abundancia en Tres Cantos: a nivel internacional no se encuentra catalogada pero en España se etiqueta como casi amenazada (NT). Es uno de los 5 anfibios presentes en el Catálogo de Especies Amenazadas de la Comunidad de Madrid con la categoría de Vulnerable (VU), por lo que a nivel regional es necesario tomar medidas para su conservación. Se conocen poblaciones abundantes cerca del término municipal de Tres Cantos pero ninguna dentro del mismo, por lo que la presencia de esta especie en el Puente de la Marmota seguramente esté vinculada a individuos dispersantes que están allí de forma puntual, ya que esta especie se desplaza varios kilómetros. Sería deseable que en el futuro se asentara una población reproductora de ranita de San Antonio en el término municipal de Tres Cantos.


Curiosidades: la reproducción y los cantos de las ranitas de San Antonio en la primavera son equiparables a la berrea del ciervo otoñal. Son todo un espectáculo digno de ver y oír, más si tenemos en cuenta que los coros de ranas no son arbitrarios, sino que tienen sus propias dinámicas: existen machos directores, machos satélite que se aprovechan de las circunstancias y todo tipo de interacciones ocultas entre individuos y sonidos que a día de hoy se siguen descifrando y usando como modelo en investigaciones sobre evolución y selección sexual. Además, la bioacústica se está consolidando como una herramienta fundamental para estudiar las poblaciones de anfibios y mejorar las acciones de conservación, ya que a través de grabaciones (sin necesidad de intervenir) y con las metodologías adecuadas se pueden llegar a sacar tendencias a largo plazo y contar los individuos, solo colocando una estación de sonido fija en la charca. Otra peculiaridad de esta especie es que es arborícola y puede trepar por superficies verticales gracias a las ventosas de sus patas, del mismo modo que hacen las ranitas tropicales de su misma familia.



- Superfamilia Ranoidea
- Familia Ranidae
Rana común, Pelophylax perezi
Adulto: mediano-gran tamaño (6 a 9 cm). Color verde o marrón con manchas, con dos pliegues de piel en la espalda y ancas traseras palmeadas muy fuertes y desarrolladas. Destaca la presencia del tímpano.


Huevos: huevos apelotonados en una masa formando una mora, con los embriones generalmente de color amarillento o claro. Distinguible de la puesta de ranita de san Antonio porque los huevos de la rana común son mucho más grandes y se agrupan en mayores números.
Larva: gran tamaño (6-9cm), confundible con los renacuajos de sapo de espuelas y sapo partero. Se distingue de estos porque el de rana común suele estar más pigmentado y tiene el vientre blanco.
Canto: bastante estridente, realizan coros de decenas de individuos que se pueden escuchar a una distancia considerable. Mucho más parecido a una carraca que el de la ranita de san Antonio o el del sapo corredor.
Dimorfismo sexual: los machos tienen repliegues en las mejillas (como un pellejo) ya que tienen dos pequeños sacos a los laterales de la boca con los que emiten el sonido. Las hembras no lo tienen. Los machos también tienen callosidades nupciales negras en los dedos.
Fenología: se puede ver activa en el agua durante todo el año, aunque su pico de actividad reproductiva se da de forma más tardía que en otros anfibios, en abril, mayo e incluso junio.
Hábitat típico: todo tipo de masas de agua, sobre todo charcas artificiales, ríos y arroyos.


Grado de amenaza y abundancia en Tres Cantos: a nivel internacional y en España se etiqueta como de preocupación menor (LC) por la IUCN. A pesar de ser el anfibio más fácil de ver y abundante de España, curiosamente en Tres Cantos es mucho menos abundante que otros anfibios como el sapo corredor. Se ha constatado su presencia en casi todas las zonas de Tres Cantos, pero solo se han visto poblaciones estables en el Puente de la Marmota, en la cabecera del arroyo Bodonal del Nuevo Tres Cantos (poco abundante), las charcas del Parque de los Patos (poco abundante) y principalmente en el arroyo de Tejada y la charca artificial del Parque Central. Recientemente se perdió una población importante en Soto de Viñuelas al destruirse una antigua pista de skate que se inundaba.
Curiosidades: es uno de los pocos anfibios ibéricos que tiene actividad principalmente diurna, ya que al ser estrictamente acuática puede regular la desecación dándose un chapuzón. Los machos mantienen pequeños territorios dentro de las masas de agua que ocupan, llegando a combatir y perseguirse entre ellos. En otras partes de España ha hibridado con especies introducidas, generándose así una especie híbrida conocida como rana híbrida de Graf (Pelophylax kl. grafi).

3. Importancia de los anfibios
4. El declive global de los anfibios: amenazas
5. ¿Cómo puedo ayudar a conservarlos?
Proyectos en Tres Cantos
